viernes, 17 de mayo de 2013


UNION ETERNA

 

Mendosa era; médico, abogado, militar y  ateo, con apenas 30 años, además de soltero y  se había enamorado de una hermosa mujer médico igual que él, que se ganaba la vida en medicina de investigación, ensayos y experimento" una perfecta científica".
 
La conoció en un curso de educación continuada que daba con el patrocinio de unos famosos laboratorio pfer.


A los tres días, al terminar el interesante seminario  Margot le había dado amores y el día después la había convencido de que una mujer que manipulaba las moléculas de la vida, aunque tuviera su fe y creyera en Dios, no podía en pleno siglo 21  entender e importar llegar virgen al matrimonio y aun cuando tenía sus dudas de que si era cierto lo que le aseguraba la convenció y al cuarto día de conocerla se convirtió en el primer hombre que en los 28 años de esta mujer la llevaba a la cama.
   

Su entrega total a la ciencia y su contradictoria forma cultural de pensar, no permitieron a nadie  cautivar  su corazón.  Su carácter de súper dotada la ponía aparentemente inalcanzable y mucho más cuando se colocaba en un podio y daba aquellos impresionantes datos de última generación de las investigaciones médicas.


Para Mendoza la  sorpresa fue tremenda pues con 32 años,  aun cuando había tenido muchas aventuras entendió que por primera vez fue el primer hombre de una mujer, cuando aparecieron esas manchas rojas en las sábanas blancas del pequeño hotel donde fueron a parar. 


Me casaré contigo, le dijo, y tomaron un calendario y anotaron una fecha. Buscaron una que apareciera antes de un día rojo en el calendario, para que todos nuestros aniversarios sean festivos y seleccionaron el jueves 30 de marzo.  De inmediato separaron su fecha en la iglesia.


Solo faltarían 3 meses para que, vestida de blanco, el hombre que la hizo mujer la llevara al altar.


Diez días antes de la boda cuando todo estaba organizado, el padre los mandó a buscar para expresarle una imposibilidad de casarlos. 


Apresuradamente se presentaron ante él.
 
 
 


—Mis hijos hemos cometido un gran error y solo ahora nos percatamos.   Para mí y la iglesia es imposible casarlos el día elegido pues ese día es jueves santo y las celebraciones de la iglesia no nos permitirían hacer la ceremonia.


-Pero padre es su error, debieron habérnoslo dicho. Todo está listo, preparar una boda en tres meses no es tan fácil. Mire a ver lo que usted hace. 
 
Tres horas después ya habían llegado a una solución el padre los casaría. En una breve ceremonia sin exclusividad de la asistente.


El novio llego al altar a esperar la que sería su bella esposa. La iglesia estaba llena de personas que él ni la novia conocía y a la llegada de la novia un pianista empezó a entonar la marcha nupcial.
 

Unos minutos después ya el padre pronunciaba la palabras mágicas "los declaro marido y mujer", y vinieron las felicitaciones de los amigos y de muchos feligreses que custodiaban los monumentos de Jesús, ya en las horas previas a su crucifixión, también lo felicitaron dentro de una fila improvisada que se acercaba a la pareja. 


El nerviosismo del sacerdote era mayor pues había accedido a esto por debilidad y si se le pregonaba mucho podía recibir la reprenda de sus superioras. 
 
  —Solo un padre rebelde hace esto aquí hoy—pensó hacia sus adentros el padre José Ramón.
 
Al final de la fila, cuando ya se daban las últimas estrofas cantadas del Ave María, los novios alcanzaron a ver una joven señora con un pañuelo morado en la cabeza que se acercaba a ellos.


Con un sutil abrazo los unió a los dos en torno a su cabeza y susurrándole muy bajito, casi imperceptible para nadie más, les dijo:
 

—Deben posponer el acto sexual!
 
El novio miró la novia con una mirada tierna y notó lo sonrojada que se habían puesto las mejillas de su esposa.
 

Y la viejita continuó:


—Y deben posponer  porque en unas hora ya es el Viernes Santo y como dicen en mi campo—dijo entrecogiendo sus hombros y fungiendo su rostro— se pueden quedar pegados! 
 
El novio la saludó, besó la amable vieja y la novia miró al novio y luego se inició la marcha de retirada de los recién casados.
     

—Que vivan los novios. 
 
 
 
 
 
La fiesta posterior se prolongó hasta la media noche, y la pareja se retiró ya al hotel donde consolidarían el acto de amor y el compromiso asumido hace tres meses de vivir hasta que la muerte los separe. 


Al cruzar el umbral de la puerta de la habitación, el novio como decía la cultura la cargó en sus brazos a su amada y ya en la cama empezó a desnudar su bella esposa. 


El primer acto fue duradero y placentero y al terminar descansó sobre ella sin quitarse de encima de su amada, al rato se motivó de nuevo y sin haberse desmontado inicio de nuevo y así nueve veces durante toda la noche. 



Con voz tímida la novia le dijo:
 
        —Parece que se dará lo que dijo la tierna mujer.


El novio sonrió y arrancó de nuevo. El movimiento y el sudor  entre sus vientre se sentía pegajoso y entre acciones y dormida se pasaron el viernes completo en una unión eterna.


Cuando definitivamente concluyó el acto por más de 36 horas seguidas, la pareja no supo si se había cumplido la premonición de la vieja mujer. 
Pero sí estaban consiente de que lo habían disfrutado como nunca!

 

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